sábado, 24 de enero de 2009

Por fín se presentó "LÁGRIMAS MÁGICAS"



Este viernes 23 de Enero, como estaba anunciado se presentó el libro "LÁGRIMAS MÁGICAS" de nuestra compañera Ana Joyanes. Sería un tópico decir que con éxito de público asistente, por lo que les remito a que visionen el vídeo que acompaña esta noticia y esperen a que nuestra humilde grabación realice la toma del público que asistió a la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife. Hay que apuntar que no se regalaba nada y que no había cóctel posterior, lo que deja claro el poder de convocatoria de la escritora y la gran simpatía que despierta en su entorno.


El acto estuvo marcado por su sencillez y corta duración a diferencia de otras presentaciones que se convierten en un verdadero tostón. La introducción del acto y presentación del libro fue realizada por nuestro estimado compañero de andaduras literarias Iván González. La escritora derrochó humildad en sus palabras, agradecimiento a los presentes y sobre todo felicidad por haber cumplido uno de sus desafíos, que era ver publicado uno de sus muchos textos y poder compartirlos con sus amigos y que disfruten los lectores en general, sobre todo aquellos que guarden en su vida un pedacito de fantasía.

Por fín se presentó "LÁGRIMAS MÁGICAS"



Este viernes 23 de Enero, como estaba anunciado se presentó el libro "LÁGRIMAS MÁGICAS" de nuestra compañera Ana Joyanes. Sería un tópico decir que con éxito de público asistente, por lo que les remito a que visionen el vídeo que acompaña esta noticia y esperen a que nuestra humilde grabación realice la toma del público que asistió a la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife. Hay que apuntar que no se regalaba nada y que no había cóctel posterior, lo que deja claro el poder de convocatoria de la escritora y la gran simpatía que despierta en su entorno.


El acto estuvo marcado por su sencillez y corta duración a diferencia de otras presentaciones que se convierten en un verdadero tostón. La introducción del acto y presentación del libro fue realizada por nuestro estimado compañero de andaduras literarias Iván González. La escritora derrochó humildad en sus palabras, agradecimiento a los presentes y sobre todo felicidad por haber cumplido uno de sus desafíos, que era ver publicado uno de sus muchos textos y poder compartirlos con sus amigos y que disfruten los lectores en general, sobre todo aquellos que guarden en su vida un pedacito de fantasía.

Por fín se presentó "LÁGRIMAS MÁGICAS"



Este viernes 23 de Enero, como estaba anunciado se presentó el libro "LÁGRIMAS MÁGICAS" de nuestra compañera Ana Joyanes. Sería un tópico decir que con éxito de público asistente, por lo que les remito a que visionen el vídeo que acompaña esta noticia y esperen a que nuestra humilde grabación realice la toma del público que asistió a la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife. Hay que apuntar que no se regalaba nada y que no había cóctel posterior, lo que deja claro el poder de convocatoria de la escritora y la gran simpatía que despierta en su entorno.


El acto estuvo marcado por su sencillez y corta duración a diferencia de otras presentaciones que se convierten en un verdadero tostón. La introducción del acto y presentación del libro fue realizada por nuestro estimado compañero de andaduras literarias Iván González. La escritora derrochó humildad en sus palabras, agradecimiento a los presentes y sobre todo felicidad por haber cumplido uno de sus desafíos, que era ver publicado uno de sus muchos textos y poder compartirlos con sus amigos y que disfruten los lectores en general, sobre todo aquellos que guarden en su vida un pedacito de fantasía.

Por orden del “Sr. ARCARDE”


Domingo 28 de Diciembre, tras almorzar salgo a regar las macetas a la puerta de mi casa. La calle es un desierto, la ciudad vive la siesta dominical, consecuencia de las fiestas y excesos navideños. Pasa un coche y se detiene frente a mi casa. Reconozco desde el primer momento que sus ocupantes son “giris”, no lo pueden ocultar. Todo lo indica: coche con adhesivo de Avis, gorras con viseras, caras de seres extraviados, la copiloto (una mujer) con callejero en mano. Soy su salvación, la única persona a la vista. En un español entendible me preguntan ¿Por favor… la calle General Goded? Les informo que se encuentran en ella. Me miran extrañados y el hombre dirige su vista al cartel que está sobre mi cabeza, y lee en voz alta “Calle El Perdón” y vuelve a consultar su callejero de mano. Se ríe y responde ¿Día de los Inocentes?


Y me quedo rumiando...¿Quién es más franquita? ¿El General Francisco Franco o el General Zerolo que cambia las cosas por Decreto? Ahora todos a cambiar callejeros, tarjetería, direcciones en documentación, rótulos de calles… Por orden del “Sr. ARCARDE”


Texto: Francisco Concepción

Por orden del “Sr. ARCARDE”


Domingo 28 de Diciembre, tras almorzar salgo a regar las macetas a la puerta de mi casa. La calle es un desierto, la ciudad vive la siesta dominical, consecuencia de las fiestas y excesos navideños. Pasa un coche y se detiene frente a mi casa. Reconozco desde el primer momento que sus ocupantes son “giris”, no lo pueden ocultar. Todo lo indica: coche con adhesivo de Avis, gorras con viseras, caras de seres extraviados, la copiloto (una mujer) con callejero en mano. Soy su salvación, la única persona a la vista. En un español entendible me preguntan ¿Por favor… la calle General Goded? Les informo que se encuentran en ella. Me miran extrañados y el hombre dirige su vista al cartel que está sobre mi cabeza, y lee en voz alta “Calle El Perdón” y vuelve a consultar su callejero de mano. Se ríe y responde ¿Día de los Inocentes?


Y me quedo rumiando...¿Quién es más franquita? ¿El General Francisco Franco o el General Zerolo que cambia las cosas por Decreto? Ahora todos a cambiar callejeros, tarjetería, direcciones en documentación, rótulos de calles… Por orden del “Sr. ARCARDE”


Texto: Francisco Concepción

Por orden del “Sr. ARCARDE”


Domingo 28 de Diciembre, tras almorzar salgo a regar las macetas a la puerta de mi casa. La calle es un desierto, la ciudad vive la siesta dominical, consecuencia de las fiestas y excesos navideños. Pasa un coche y se detiene frente a mi casa. Reconozco desde el primer momento que sus ocupantes son “giris”, no lo pueden ocultar. Todo lo indica: coche con adhesivo de Avis, gorras con viseras, caras de seres extraviados, la copiloto (una mujer) con callejero en mano. Soy su salvación, la única persona a la vista. En un español entendible me preguntan ¿Por favor… la calle General Goded? Les informo que se encuentran en ella. Me miran extrañados y el hombre dirige su vista al cartel que está sobre mi cabeza, y lee en voz alta “Calle El Perdón” y vuelve a consultar su callejero de mano. Se ríe y responde ¿Día de los Inocentes?


Y me quedo rumiando...¿Quién es más franquita? ¿El General Francisco Franco o el General Zerolo que cambia las cosas por Decreto? Ahora todos a cambiar callejeros, tarjetería, direcciones en documentación, rótulos de calles… Por orden del “Sr. ARCARDE”


Texto: Francisco Concepción

viernes, 23 de enero de 2009

AINHOA ARTETA. Llega una Artista en mayúsculas



AINHOA ARTETA, la internacional soprano vasco, actuará en el Auditorio de Tenerife, el próximo Sábado 21 de Marzo de 2009 a las 21 horas.
Una de las mejores voces de la lírica española lanza un trabajo que suena diferente. Ainhoa Arteta se aventura en los territorios del jazz, el pop o el rock con un disco llamado ‘La vida’, un disco íntimo, otoñal.
No se ha hecho roquera, ni ha cambiado la ópera por el pop. Simplemente Ainhoa Arteta se ha atrevido a hacer en público lo que ya hace en privado: como ella dice, cantar bajito: "Esto mucha gente no lo sabe, peor yo canto para mi familia".
Y a su madre le gustaba por encima de todo una canción. 'La Vida', de Silvio Rodríguez, que finalmente ha dado título al nuevo disco de Ainhoa Arteta: "Cuando murió mi madre yo me quedé con la cantinela de esta canción de que tenía que grabarla. Y creo que esto va a ser el principio del proyecto".
Un proyecto donde se mezclan los Beatles y Eric Clapton con boleros, ritmos latinos o cantautores vascos. 13 temas muy diferentes pero que comparten un mismo tono intimista: "Es un disco relaga, otoñal podría ser incluso".
Otoñal, pero no triste. Ainhoa Arteta canta a la vida para recordar a los seres queridos que se fueron. Como su propia madre o como Conor, el hijo que Eric Clapton perdió y en cuya memoria compuso 'Tears in Heaven'.


Los precios 25 y 35 €, en el Teléfono: Tel. 902 317 327

AINHOA ARTETA. Llega una Artista en mayúsculas



AINHOA ARTETA, la internacional soprano vasco, actuará en el Auditorio de Tenerife, el próximo Sábado 21 de Marzo de 2009 a las 21 horas.
Una de las mejores voces de la lírica española lanza un trabajo que suena diferente. Ainhoa Arteta se aventura en los territorios del jazz, el pop o el rock con un disco llamado ‘La vida’, un disco íntimo, otoñal.
No se ha hecho roquera, ni ha cambiado la ópera por el pop. Simplemente Ainhoa Arteta se ha atrevido a hacer en público lo que ya hace en privado: como ella dice, cantar bajito: "Esto mucha gente no lo sabe, peor yo canto para mi familia".
Y a su madre le gustaba por encima de todo una canción. 'La Vida', de Silvio Rodríguez, que finalmente ha dado título al nuevo disco de Ainhoa Arteta: "Cuando murió mi madre yo me quedé con la cantinela de esta canción de que tenía que grabarla. Y creo que esto va a ser el principio del proyecto".
Un proyecto donde se mezclan los Beatles y Eric Clapton con boleros, ritmos latinos o cantautores vascos. 13 temas muy diferentes pero que comparten un mismo tono intimista: "Es un disco relaga, otoñal podría ser incluso".
Otoñal, pero no triste. Ainhoa Arteta canta a la vida para recordar a los seres queridos que se fueron. Como su propia madre o como Conor, el hijo que Eric Clapton perdió y en cuya memoria compuso 'Tears in Heaven'.


Los precios 25 y 35 €, en el Teléfono: Tel. 902 317 327

AINHOA ARTETA. Llega una Artista en mayúsculas



AINHOA ARTETA, la internacional soprano vasco, actuará en el Auditorio de Tenerife, el próximo Sábado 21 de Marzo de 2009 a las 21 horas.
Una de las mejores voces de la lírica española lanza un trabajo que suena diferente. Ainhoa Arteta se aventura en los territorios del jazz, el pop o el rock con un disco llamado ‘La vida’, un disco íntimo, otoñal.
No se ha hecho roquera, ni ha cambiado la ópera por el pop. Simplemente Ainhoa Arteta se ha atrevido a hacer en público lo que ya hace en privado: como ella dice, cantar bajito: "Esto mucha gente no lo sabe, peor yo canto para mi familia".
Y a su madre le gustaba por encima de todo una canción. 'La Vida', de Silvio Rodríguez, que finalmente ha dado título al nuevo disco de Ainhoa Arteta: "Cuando murió mi madre yo me quedé con la cantinela de esta canción de que tenía que grabarla. Y creo que esto va a ser el principio del proyecto".
Un proyecto donde se mezclan los Beatles y Eric Clapton con boleros, ritmos latinos o cantautores vascos. 13 temas muy diferentes pero que comparten un mismo tono intimista: "Es un disco relaga, otoñal podría ser incluso".
Otoñal, pero no triste. Ainhoa Arteta canta a la vida para recordar a los seres queridos que se fueron. Como su propia madre o como Conor, el hijo que Eric Clapton perdió y en cuya memoria compuso 'Tears in Heaven'.


Los precios 25 y 35 €, en el Teléfono: Tel. 902 317 327

AZUL


Llegamos, ¿lo oyes?, está allí abajo y rebosa en la playa. Es su bruma la que repta por el acantilado hasta nosotros y trae el olor de las algas y del salitre.

El hombre dirige su cara con ojos inválidos al inmenso espacio, al gran abismo líquido. Ella ya no está, ahora es su hija quien le cuenta, quien le describe todo aquello que le queda por conocer.

La niña sigue hablando, es una superficie plana y se riza, papá, como las puntas de un cabello corto al viento. De techo tiene el cielo al que se une en el horizonte, ese lugar inalcanzable donde se pierde mi vista. Aire el cielo y agua el mar, pero en unas dimensiones sin fin rodeando a todo, a todo, incluyendo donde estamos y a nosotros.

El le pregunta, ¿de qué color es, niña, de qué color? Es azul, azul oscuro y brillante al Sol como la voz de mamá cuando hablaba de tí…

Y bajaron hasta la playa, en la orilla, la espuma blanca funde las huellas dejadas en la arena, y el sonido del rompiente dispersa en el mar los recuerdos, como el arrullo a los sueños.



Texto: Dácil Martín

AZUL


Llegamos, ¿lo oyes?, está allí abajo y rebosa en la playa. Es su bruma la que repta por el acantilado hasta nosotros y trae el olor de las algas y del salitre.

El hombre dirige su cara con ojos inválidos al inmenso espacio, al gran abismo líquido. Ella ya no está, ahora es su hija quien le cuenta, quien le describe todo aquello que le queda por conocer.

La niña sigue hablando, es una superficie plana y se riza, papá, como las puntas de un cabello corto al viento. De techo tiene el cielo al que se une en el horizonte, ese lugar inalcanzable donde se pierde mi vista. Aire el cielo y agua el mar, pero en unas dimensiones sin fin rodeando a todo, a todo, incluyendo donde estamos y a nosotros.

El le pregunta, ¿de qué color es, niña, de qué color? Es azul, azul oscuro y brillante al Sol como la voz de mamá cuando hablaba de tí…

Y bajaron hasta la playa, en la orilla, la espuma blanca funde las huellas dejadas en la arena, y el sonido del rompiente dispersa en el mar los recuerdos, como el arrullo a los sueños.



Texto: Dácil Martín

AZUL


Llegamos, ¿lo oyes?, está allí abajo y rebosa en la playa. Es su bruma la que repta por el acantilado hasta nosotros y trae el olor de las algas y del salitre.

El hombre dirige su cara con ojos inválidos al inmenso espacio, al gran abismo líquido. Ella ya no está, ahora es su hija quien le cuenta, quien le describe todo aquello que le queda por conocer.

La niña sigue hablando, es una superficie plana y se riza, papá, como las puntas de un cabello corto al viento. De techo tiene el cielo al que se une en el horizonte, ese lugar inalcanzable donde se pierde mi vista. Aire el cielo y agua el mar, pero en unas dimensiones sin fin rodeando a todo, a todo, incluyendo donde estamos y a nosotros.

El le pregunta, ¿de qué color es, niña, de qué color? Es azul, azul oscuro y brillante al Sol como la voz de mamá cuando hablaba de tí…

Y bajaron hasta la playa, en la orilla, la espuma blanca funde las huellas dejadas en la arena, y el sonido del rompiente dispersa en el mar los recuerdos, como el arrullo a los sueños.



Texto: Dácil Martín

jueves, 22 de enero de 2009

Presentación libro "LÁGRIMAS MÁGICAS"


Este Viernes 23 de enero a las 19.30 hrs."Lágrimas mágicas", de Ana Joyanes Romo será presentado en El Corte Inglés en la de Avda. Tres de Mayo en Santa CRuz de Tenerife en su sala de Ámbito Cultural en la 7ª Planta. Humanos, animales, elfos y dragones, duendes y gnomos comparten un mundo y una época en la que El Bien y El Mal están en lucha y cada etnia resuelve sus conflictos sin mezclarse en los asuntos de las demás. Así ha ocurrido desde siempre hasta que Pemp, un joven duende, convence a los habitantes del bosque para que rescaten y críen a un bebé abandonado. Al calor de sus variadas enseñanzas, Stella pronto se convierte en una heroína. Las aventuras de estos míticos personajes llegan al punto álgido cuando al fin se descubre el enigma de las ardientes lágrimas de Stella. La autora asegura que escribió esta historia impulsada "por un reto. Una amiga me retó a escribir un cuento a partir de su poema Lágrimas de Paula. Y no me pude resistir. También influyó el deseo de escribir un relato alegre y de aventuras que pudiera ser disfrutado por todo aquel que sienta que la fantasía tiene un lugar en su vida".

Presentación libro "LÁGRIMAS MÁGICAS"


Este Viernes 23 de enero a las 19.30 hrs."Lágrimas mágicas", de Ana Joyanes Romo será presentado en El Corte Inglés en la de Avda. Tres de Mayo en Santa CRuz de Tenerife en su sala de Ámbito Cultural en la 7ª Planta. Humanos, animales, elfos y dragones, duendes y gnomos comparten un mundo y una época en la que El Bien y El Mal están en lucha y cada etnia resuelve sus conflictos sin mezclarse en los asuntos de las demás. Así ha ocurrido desde siempre hasta que Pemp, un joven duende, convence a los habitantes del bosque para que rescaten y críen a un bebé abandonado. Al calor de sus variadas enseñanzas, Stella pronto se convierte en una heroína. Las aventuras de estos míticos personajes llegan al punto álgido cuando al fin se descubre el enigma de las ardientes lágrimas de Stella. La autora asegura que escribió esta historia impulsada "por un reto. Una amiga me retó a escribir un cuento a partir de su poema Lágrimas de Paula. Y no me pude resistir. También influyó el deseo de escribir un relato alegre y de aventuras que pudiera ser disfrutado por todo aquel que sienta que la fantasía tiene un lugar en su vida".

Presentación libro "LÁGRIMAS MÁGICAS"


Este Viernes 23 de enero a las 19.30 hrs."Lágrimas mágicas", de Ana Joyanes Romo será presentado en El Corte Inglés en la de Avda. Tres de Mayo en Santa CRuz de Tenerife en su sala de Ámbito Cultural en la 7ª Planta. Humanos, animales, elfos y dragones, duendes y gnomos comparten un mundo y una época en la que El Bien y El Mal están en lucha y cada etnia resuelve sus conflictos sin mezclarse en los asuntos de las demás. Así ha ocurrido desde siempre hasta que Pemp, un joven duende, convence a los habitantes del bosque para que rescaten y críen a un bebé abandonado. Al calor de sus variadas enseñanzas, Stella pronto se convierte en una heroína. Las aventuras de estos míticos personajes llegan al punto álgido cuando al fin se descubre el enigma de las ardientes lágrimas de Stella. La autora asegura que escribió esta historia impulsada "por un reto. Una amiga me retó a escribir un cuento a partir de su poema Lágrimas de Paula. Y no me pude resistir. También influyó el deseo de escribir un relato alegre y de aventuras que pudiera ser disfrutado por todo aquel que sienta que la fantasía tiene un lugar en su vida".

Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER,


Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER, dirigido por María Eugenia Arteaga.

Será el miércoles día 28 de enero en los Multicines Renoir Price (Tenerife) y el jueves 29 de enero en los Multicines Monopol (Gran Canaria). Los dos pases comenzarán a las 20.30 horas y la entrada es gratuita.

ALGO QUE APRENDER es una producción de Digital 104, interpretada por Pape Monsoriu, Roger Casamajor y Javier Martos, que estarán en el estreno junto al equipo técnico del cortometraje.

Debido al género y temática erótica que afronta el cortometraje, la productora advierte de que ALGO QUE APRENDER está dirigido a un público adulto.

Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER,


Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER, dirigido por María Eugenia Arteaga.

Será el miércoles día 28 de enero en los Multicines Renoir Price (Tenerife) y el jueves 29 de enero en los Multicines Monopol (Gran Canaria). Los dos pases comenzarán a las 20.30 horas y la entrada es gratuita.

ALGO QUE APRENDER es una producción de Digital 104, interpretada por Pape Monsoriu, Roger Casamajor y Javier Martos, que estarán en el estreno junto al equipo técnico del cortometraje.

Debido al género y temática erótica que afronta el cortometraje, la productora advierte de que ALGO QUE APRENDER está dirigido a un público adulto.

Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER,


Estreno del cortometraje ALGO QUE APRENDER, dirigido por María Eugenia Arteaga.

Será el miércoles día 28 de enero en los Multicines Renoir Price (Tenerife) y el jueves 29 de enero en los Multicines Monopol (Gran Canaria). Los dos pases comenzarán a las 20.30 horas y la entrada es gratuita.

ALGO QUE APRENDER es una producción de Digital 104, interpretada por Pape Monsoriu, Roger Casamajor y Javier Martos, que estarán en el estreno junto al equipo técnico del cortometraje.

Debido al género y temática erótica que afronta el cortometraje, la productora advierte de que ALGO QUE APRENDER está dirigido a un público adulto.

Donde se acaba el humo de la ciudad


La voz quebrada del cantante apenas sobresale por encima del ruido cascado que emite el altavoz. El vinilo, tantas veces tocado, muestra los síntomas de una fatiga de años de repeticiones y un repentino olvido, injusto e inevitable, y ahora se toma la revancha, rescatado del polvo para volver a sonar al impulso de una noticia triste.La música cruje como ramitas secas echadas a la hoguera y las palabras que vuelven a mi memoria con la fuerza de la nostalgia cobran un nuevo significado, más potente, más íntimo, tan doloroso ahora como el desgarramiento que causa la muerte.Yo no podría vivir sin ti. Como un aire helado que eriza la piel, su voz se mete en mis fibras, de nuevo, despertando fantasmas y ángeles que creía sepultados por los años.Como él, hoy me encontré con mi adolescencia perdida.Y siento que el amor siempre debería ser de aficionado, que jamás he dejado de esperar ese tren de las diez que trae la esperanza de que se puede ser diferente, que hay que querer sin saber lo que te juegas en ello, que no importa lo que se pierda en el camino ni lo que te dejen a deber, que puedo cubrirte con mi ternura mientras no encuentres nada mejor. Que nos veamos un día, camarada, allá donde se acaba el humo de la ciudad. Que nos veamos, cuando el sufrimiento se diluya, cuando los recuerdos regresen sin dolor, cuando sea capaz de abandonarlo todo, cuando el ansia de verdad consiga que el resto ya no importe.
A Joan Baptista Humet


Texto de Ana Joyanes

Donde se acaba el humo de la ciudad


La voz quebrada del cantante apenas sobresale por encima del ruido cascado que emite el altavoz. El vinilo, tantas veces tocado, muestra los síntomas de una fatiga de años de repeticiones y un repentino olvido, injusto e inevitable, y ahora se toma la revancha, rescatado del polvo para volver a sonar al impulso de una noticia triste.La música cruje como ramitas secas echadas a la hoguera y las palabras que vuelven a mi memoria con la fuerza de la nostalgia cobran un nuevo significado, más potente, más íntimo, tan doloroso ahora como el desgarramiento que causa la muerte.Yo no podría vivir sin ti. Como un aire helado que eriza la piel, su voz se mete en mis fibras, de nuevo, despertando fantasmas y ángeles que creía sepultados por los años.Como él, hoy me encontré con mi adolescencia perdida.Y siento que el amor siempre debería ser de aficionado, que jamás he dejado de esperar ese tren de las diez que trae la esperanza de que se puede ser diferente, que hay que querer sin saber lo que te juegas en ello, que no importa lo que se pierda en el camino ni lo que te dejen a deber, que puedo cubrirte con mi ternura mientras no encuentres nada mejor. Que nos veamos un día, camarada, allá donde se acaba el humo de la ciudad. Que nos veamos, cuando el sufrimiento se diluya, cuando los recuerdos regresen sin dolor, cuando sea capaz de abandonarlo todo, cuando el ansia de verdad consiga que el resto ya no importe.
A Joan Baptista Humet


Texto de Ana Joyanes

Donde se acaba el humo de la ciudad


La voz quebrada del cantante apenas sobresale por encima del ruido cascado que emite el altavoz. El vinilo, tantas veces tocado, muestra los síntomas de una fatiga de años de repeticiones y un repentino olvido, injusto e inevitable, y ahora se toma la revancha, rescatado del polvo para volver a sonar al impulso de una noticia triste.La música cruje como ramitas secas echadas a la hoguera y las palabras que vuelven a mi memoria con la fuerza de la nostalgia cobran un nuevo significado, más potente, más íntimo, tan doloroso ahora como el desgarramiento que causa la muerte.Yo no podría vivir sin ti. Como un aire helado que eriza la piel, su voz se mete en mis fibras, de nuevo, despertando fantasmas y ángeles que creía sepultados por los años.Como él, hoy me encontré con mi adolescencia perdida.Y siento que el amor siempre debería ser de aficionado, que jamás he dejado de esperar ese tren de las diez que trae la esperanza de que se puede ser diferente, que hay que querer sin saber lo que te juegas en ello, que no importa lo que se pierda en el camino ni lo que te dejen a deber, que puedo cubrirte con mi ternura mientras no encuentres nada mejor. Que nos veamos un día, camarada, allá donde se acaba el humo de la ciudad. Que nos veamos, cuando el sufrimiento se diluya, cuando los recuerdos regresen sin dolor, cuando sea capaz de abandonarlo todo, cuando el ansia de verdad consiga que el resto ya no importe.
A Joan Baptista Humet


Texto de Ana Joyanes

Autor Anónimo

Había una vez, hace miles de años, un escritor. Talentoso en el arte de las palabras, creía también en la importancia de un buen nombre para hacerse un lugar en la posteridad. Precursor, sin saberlo, del marketing moderno en el mundillo editorial y ansioso de trascender los tiempos, desechó su nombre real por otro con el que creía ser capaz de lograr que su sola pronunciación al final de un relato o su simple figuración al pie de un texto, produjera una especial emoción en escuchas o lectores y así pasar a la historia. El nombre elegido por aquel prolífico autor fue "anónimo".

Texto de Xabier (de Pretextos)

Autor Anónimo

Había una vez, hace miles de años, un escritor. Talentoso en el arte de las palabras, creía también en la importancia de un buen nombre para hacerse un lugar en la posteridad. Precursor, sin saberlo, del marketing moderno en el mundillo editorial y ansioso de trascender los tiempos, desechó su nombre real por otro con el que creía ser capaz de lograr que su sola pronunciación al final de un relato o su simple figuración al pie de un texto, produjera una especial emoción en escuchas o lectores y así pasar a la historia. El nombre elegido por aquel prolífico autor fue "anónimo".

Texto de Xabier (de Pretextos)

Autor Anónimo

Había una vez, hace miles de años, un escritor. Talentoso en el arte de las palabras, creía también en la importancia de un buen nombre para hacerse un lugar en la posteridad. Precursor, sin saberlo, del marketing moderno en el mundillo editorial y ansioso de trascender los tiempos, desechó su nombre real por otro con el que creía ser capaz de lograr que su sola pronunciación al final de un relato o su simple figuración al pie de un texto, produjera una especial emoción en escuchas o lectores y así pasar a la historia. El nombre elegido por aquel prolífico autor fue "anónimo".

Texto de Xabier (de Pretextos)

Supe amar

En la ciudad, aquella noche andaba sin rumbo por el parque incapaz de volver a casa sin nada que alentara a mis labios a pronunciar algo. Así me vi en la calle del barrio donde la conocí, delante del portal de su casa, al pie de la ventana que daba a su habitación.Y recordé vagamente que hubo un tiempo en que supe amar y que besaba la piel de aquella mujer recostada a mi lado, mientras dormía.

Texto: Dácil Martín

Supe Amar

En la ciudad, aquella noche andaba sin rumbo por el parque, incapaz de volver a casa sin nada que alentara a mis labios a pronunciar algo.
Así me vi en la calle del barrio donde la conocí, delante del portal de su casa, al pie de la ventana que daba a su habitación.
Y recordé vagamente que hubo un tiempo en que supe amar, y que besaba la piel de aquella mujer recostada a mi lado, mientras dormía.

Texto: Dácil Martín

Supe Amar

En la ciudad, aquella noche andaba sin rumbo por el parque, incapaz de volver a casa sin nada que alentara a mis labios a pronunciar algo.
Así me vi en la calle del barrio donde la conocí, delante del portal de su casa, al pie de la ventana que daba a su habitación.
Y recordé vagamente que hubo un tiempo en que supe amar, y que besaba la piel de aquella mujer recostada a mi lado, mientras dormía.

Texto: Dácil Martín

Donde acaba la carretera, empieza El Mundo...

En una isla en el Atlántico, allí donde acaba el asfalto, empieza el mundo. Escapé y llegué allí aferrado a mi moto, mimado por el runruneo del motor sin previo rumbo ni objetivo, por carretera secundaria y dificultosa. Era predecible, una isla tiene esa particularidad: un límite. Pero no me preocupaba, mi moto es sabia, es buena. Aparqué, desmonté, me quité el caso, observé. Me miraron en silencio, con indiferencia. Tenía que entrar, era obligado, era un imán. Saludé. Los que allí se encontraban asintieron con algo parecido a un leve gruñido y sin mucha euforia. Pedí una cerveza a la señora huesuda y todo canas que había tras la barra. Me la puso sobre el mostrador sin protocolo, pero sin mala educación. No le acompañaba un vaso por lo que entendí que había que beberla a pico. También entendí que el espectáculo y la vida estaban fuera. Salí y me senté frente a la puerta del bar en un muro de piedra rústico, donde calentaba un sol de septiembre, pero el de las cinco de la tarde, el agradable. Tenía frente a mis ojos la moto, el bar, una montaña, huertas cuidadas y también dejadas y varios seres sosegados, que individualmente y sin hablar bebían cerveza a pico sin prisa. No existía conversación, intercambio, nadie se miraba, todos estaban macerados por el anaranjado sol de la tarde. Nadie llevaba reloj, no existía el tiempo. Allí solo se movía el silencio, era el más notorio y el único que parecía existir, engullendo los ladridos de algunos de los perrillos que se acercaban a tontear con los bebedores de cerveza por si les caía alguna limosna en forma de alimento. No sé el tiempo que pasó, ni las cervezas que bebí, cuando desde dentro del bar se escuchó: -¡Manuel, te llaman¡ Observé a todos los que estaban sentados a las afueras de aquel cutre bar y en los cuales no había reparado y nadie de aquellos hombres ni ninguna de las tres mujeres que allí se encontraban se dieron por aludidos. Ningún de aquellos rostros arados por el sol y la vida con barba de varios días los hombres y bigote y pelos en los sobacos la mujeres, modificaron un milímetro su plácido semblante. -¡Manuel, te llaman por teléfono¡- Se volvió a escuchar desde dentro del bar. Era la voz de la vieja canosa, que era solo una estructura ósea. Y a pocos metros de mí, un viejo con gorro calado contesta invariable: -¡Dile, que no me estén llamando¡, quedándose inmóvil, impasible, con la misma indiferencia que él había producido en mí, que no me había percatado de su existencia. El viejo de ropa roída continuó abducido por el sol naranja. Miraba, pero solo contemplaba su propio interior. Su respuesta se me serigrafió en mi sistema reflexivo y lo puso en funcionamiento, que constantemente procesaba y repetía la frase: -¡Dile, que no me estén llamando¡, -¡Dile, que no me estén llamando¡ El viejo no preguntó quien lo llamaba. Algo le pesaba más que su curiosidad. No le importó que fuera una urgencia. Sabía que aquello que vivía era más vital que aquella llamada. No le interesó que le llamasen para darle algo. Él tenía de todo. Tampoco dijo: “Yo le llamo más tarde” ó “que llame luego”. No quería compromisos ni dar falsas esperanzas. No vivía de cara a la galería. Moto sabia, moto buena, me llevaste donde termina el asfalto.


Texto: Francisco Concepción Alvarez

Donde acaba la carretera, empieza El Mundo...

En una isla en el Atlántico, allí donde acaba el asfalto, empieza el mundo. Escapé y llegué allí aferrado a mi moto, mimado por el runruneo del motor sin previo rumbo ni objetivo, por carretera secundaria y dificultosa. Era predecible, una isla tiene esa particularidad: un límite. Pero no me preocupaba, mi moto es sabia, es buena. Aparqué, desmonté, me quité el caso, observé. Me miraron en silencio, con indiferencia. Tenía que entrar, era obligado, era un imán. Saludé. Los que allí se encontraban asintieron con algo parecido a un leve gruñido y sin mucha euforia. Pedí una cerveza a la señora huesuda y todo canas que había tras la barra. Me la puso sobre el mostrador sin protocolo, pero sin mala educación. No le acompañaba un vaso por lo que entendí que había que beberla a pico. También entendí que el espectáculo y la vida estaban fuera. Salí y me senté frente a la puerta del bar en un muro de piedra rústico, donde calentaba un sol de septiembre, pero el de las cinco de la tarde, el agradable. Tenía frente a mis ojos la moto, el bar, una montaña, huertas cuidadas y también dejadas y varios seres sosegados, que individualmente y sin hablar bebían cerveza a pico sin prisa. No existía conversación, intercambio, nadie se miraba, todos estaban macerados por el anaranjado sol de la tarde. Nadie llevaba reloj, no existía el tiempo. Allí solo se movía el silencio, era el más notorio y el único que parecía existir, engullendo los ladridos de algunos de los perrillos que se acercaban a tontear con los bebedores de cerveza por si les caía alguna limosna en forma de alimento. No sé el tiempo que pasó, ni las cervezas que bebí, cuando desde dentro del bar se escuchó: -¡Manuel, te llaman¡ Observé a todos los que estaban sentados a las afueras de aquel cutre bar y en los cuales no había reparado y nadie de aquellos hombres ni ninguna de las tres mujeres que allí se encontraban se dieron por aludidos. Ningún de aquellos rostros arados por el sol y la vida con barba de varios días los hombres y bigote y pelos en los sobacos la mujeres, modificaron un milímetro su plácido semblante. -¡Manuel, te llaman por teléfono¡- Se volvió a escuchar desde dentro del bar. Era la voz de la vieja canosa, que era solo una estructura ósea. Y a pocos metros de mí, un viejo con gorro calado contesta invariable: -¡Dile, que no me estén llamando¡, quedándose inmóvil, impasible, con la misma indiferencia que él había producido en mí, que no me había percatado de su existencia. El viejo de ropa roída continuó abducido por el sol naranja. Miraba, pero solo contemplaba su propio interior. Su respuesta se me serigrafió en mi sistema reflexivo y lo puso en funcionamiento, que constantemente procesaba y repetía la frase: -¡Dile, que no me estén llamando¡, -¡Dile, que no me estén llamando¡ El viejo no preguntó quien lo llamaba. Algo le pesaba más que su curiosidad. No le importó que fuera una urgencia. Sabía que aquello que vivía era más vital que aquella llamada. No le interesó que le llamasen para darle algo. Él tenía de todo. Tampoco dijo: “Yo le llamo más tarde” ó “que llame luego”. No quería compromisos ni dar falsas esperanzas. No vivía de cara a la galería. Moto sabia, moto buena, me llevaste donde termina el asfalto.


Texto: Francisco Concepción Alvarez

Donde acaba la carretera, empieza El Mundo...

En una isla en el Atlántico, allí donde acaba el asfalto, empieza el mundo. Escapé y llegué allí aferrado a mi moto, mimado por el runruneo del motor sin previo rumbo ni objetivo, por carretera secundaria y dificultosa. Era predecible, una isla tiene esa particularidad: un límite. Pero no me preocupaba, mi moto es sabia, es buena. Aparqué, desmonté, me quité el caso, observé. Me miraron en silencio, con indiferencia. Tenía que entrar, era obligado, era un imán. Saludé. Los que allí se encontraban asintieron con algo parecido a un leve gruñido y sin mucha euforia. Pedí una cerveza a la señora huesuda y todo canas que había tras la barra. Me la puso sobre el mostrador sin protocolo, pero sin mala educación. No le acompañaba un vaso por lo que entendí que había que beberla a pico. También entendí que el espectáculo y la vida estaban fuera. Salí y me senté frente a la puerta del bar en un muro de piedra rústico, donde calentaba un sol de septiembre, pero el de las cinco de la tarde, el agradable. Tenía frente a mis ojos la moto, el bar, una montaña, huertas cuidadas y también dejadas y varios seres sosegados, que individualmente y sin hablar bebían cerveza a pico sin prisa. No existía conversación, intercambio, nadie se miraba, todos estaban macerados por el anaranjado sol de la tarde. Nadie llevaba reloj, no existía el tiempo. Allí solo se movía el silencio, era el más notorio y el único que parecía existir, engullendo los ladridos de algunos de los perrillos que se acercaban a tontear con los bebedores de cerveza por si les caía alguna limosna en forma de alimento. No sé el tiempo que pasó, ni las cervezas que bebí, cuando desde dentro del bar se escuchó: -¡Manuel, te llaman¡ Observé a todos los que estaban sentados a las afueras de aquel cutre bar y en los cuales no había reparado y nadie de aquellos hombres ni ninguna de las tres mujeres que allí se encontraban se dieron por aludidos. Ningún de aquellos rostros arados por el sol y la vida con barba de varios días los hombres y bigote y pelos en los sobacos la mujeres, modificaron un milímetro su plácido semblante. -¡Manuel, te llaman por teléfono¡- Se volvió a escuchar desde dentro del bar. Era la voz de la vieja canosa, que era solo una estructura ósea. Y a pocos metros de mí, un viejo con gorro calado contesta invariable: -¡Dile, que no me estén llamando¡, quedándose inmóvil, impasible, con la misma indiferencia que él había producido en mí, que no me había percatado de su existencia. El viejo de ropa roída continuó abducido por el sol naranja. Miraba, pero solo contemplaba su propio interior. Su respuesta se me serigrafió en mi sistema reflexivo y lo puso en funcionamiento, que constantemente procesaba y repetía la frase: -¡Dile, que no me estén llamando¡, -¡Dile, que no me estén llamando¡ El viejo no preguntó quien lo llamaba. Algo le pesaba más que su curiosidad. No le importó que fuera una urgencia. Sabía que aquello que vivía era más vital que aquella llamada. No le interesó que le llamasen para darle algo. Él tenía de todo. Tampoco dijo: “Yo le llamo más tarde” ó “que llame luego”. No quería compromisos ni dar falsas esperanzas. No vivía de cara a la galería. Moto sabia, moto buena, me llevaste donde termina el asfalto.


Texto: Francisco Concepción Alvarez

miércoles, 21 de enero de 2009

Prólogo de Una Esfera

PRESENTACION La Esfera (20 de Junio de 2007)

Minuto cuatro. Me he encomendado la difícil misión de hacer la introducción a una esfera. Corrijo, de presentar La Esfera: un nuevo programa de radio que ya se ha introducido en vuestros aparatos, sin pedir permiso, tal vez por casualidad. Pero ¿cómo se le hace el prólogo a una esfera? Lo mire por donde lo mire no hay principio ni final. Si por lo menos tuviera forma de ovillo empezaría por tirar de un cable, y con un poco de suerte, podría encontrar una antena en un extremo o varias voces pegadas a sus micrófonos, en el otro. Sigo desenrollando el ovillo pero creo que me quedaré con las voces.
Minuto tres. La antena, en lo alto de un monte sin ascensor empieza a emitir ondas invisibles que se esconden en cualquier lugar. La radio nos rodea día y noche de voces silenciosas. Cruce de opiniones que llegan en árabe mudo o en portugués afónico cruzando el charco y que nos resbalan por la cara mientras cogemos sol en la playa.
Y seguimos desenredando el ovillo hasta entrar en una radio cualquiera, la del coche, la de la cocina o un transistor que fue regalo de un nieto.
Minuto dos. La esfera empieza hoy martes día 12 de junio, apenas dos semanas después de que en otro punto del planeta, Tashi Delek Katmandú emitiera el primer programa en lengua tibetana de la capital nepalí. Curiosidades de la vida. Muchas vueltas han dado las ondas y más de 100 años de historia desde que se llevara a cabo la primera comunicación inalámbrica en el canal de la Mancha. Más de 30 desde que se empezaron a emitir al Universo señales dirigidas a seres extraterrestres…
Minuto uno. Los componentes de este programa, sin haber captado señales dudosas ni haber recibido avisos de La Guerra de los Mundos, aterrizarán en la esfera todos los martes por la noche para hablar de cosas que tienen que ver con la vida y sus formas de entretenimiento y arte. Conversaciones sin prisas, con el tiempo de dos pescadores de caña, sin las prisas de un vendedor de hielo.
Minuto cero. Último minuto para presentar una esfera. A partir de ahora, la esfera girará sola.




Prólogo de Una Esfera, por Ana Rinne

Prólogo de Una Esfera

PRESENTACION La Esfera (20 de Junio de 2007)

Minuto cuatro. Me he encomendado la difícil misión de hacer la introducción a una esfera. Corrijo, de presentar La Esfera: un nuevo programa de radio que ya se ha introducido en vuestros aparatos, sin pedir permiso, tal vez por casualidad. Pero ¿cómo se le hace el prólogo a una esfera? Lo mire por donde lo mire no hay principio ni final. Si por lo menos tuviera forma de ovillo empezaría por tirar de un cable, y con un poco de suerte, podría encontrar una antena en un extremo o varias voces pegadas a sus micrófonos, en el otro. Sigo desenrollando el ovillo pero creo que me quedaré con las voces.
Minuto tres. La antena, en lo alto de un monte sin ascensor empieza a emitir ondas invisibles que se esconden en cualquier lugar. La radio nos rodea día y noche de voces silenciosas. Cruce de opiniones que llegan en árabe mudo o en portugués afónico cruzando el charco y que nos resbalan por la cara mientras cogemos sol en la playa.
Y seguimos desenredando el ovillo hasta entrar en una radio cualquiera, la del coche, la de la cocina o un transistor que fue regalo de un nieto.
Minuto dos. La esfera empieza hoy martes día 12 de junio, apenas dos semanas después de que en otro punto del planeta, Tashi Delek Katmandú emitiera el primer programa en lengua tibetana de la capital nepalí. Curiosidades de la vida. Muchas vueltas han dado las ondas y más de 100 años de historia desde que se llevara a cabo la primera comunicación inalámbrica en el canal de la Mancha. Más de 30 desde que se empezaron a emitir al Universo señales dirigidas a seres extraterrestres…
Minuto uno. Los componentes de este programa, sin haber captado señales dudosas ni haber recibido avisos de La Guerra de los Mundos, aterrizarán en la esfera todos los martes por la noche para hablar de cosas que tienen que ver con la vida y sus formas de entretenimiento y arte. Conversaciones sin prisas, con el tiempo de dos pescadores de caña, sin las prisas de un vendedor de hielo.
Minuto cero. Último minuto para presentar una esfera. A partir de ahora, la esfera girará sola.




Prólogo de Una Esfera, por Ana Rinne

Prólogo de Una Esfera

PRESENTACION La Esfera (20 de Junio de 2007)

Minuto cuatro. Me he encomendado la difícil misión de hacer la introducción a una esfera. Corrijo, de presentar La Esfera: un nuevo programa de radio que ya se ha introducido en vuestros aparatos, sin pedir permiso, tal vez por casualidad. Pero ¿cómo se le hace el prólogo a una esfera? Lo mire por donde lo mire no hay principio ni final. Si por lo menos tuviera forma de ovillo empezaría por tirar de un cable, y con un poco de suerte, podría encontrar una antena en un extremo o varias voces pegadas a sus micrófonos, en el otro. Sigo desenrollando el ovillo pero creo que me quedaré con las voces.
Minuto tres. La antena, en lo alto de un monte sin ascensor empieza a emitir ondas invisibles que se esconden en cualquier lugar. La radio nos rodea día y noche de voces silenciosas. Cruce de opiniones que llegan en árabe mudo o en portugués afónico cruzando el charco y que nos resbalan por la cara mientras cogemos sol en la playa.
Y seguimos desenredando el ovillo hasta entrar en una radio cualquiera, la del coche, la de la cocina o un transistor que fue regalo de un nieto.
Minuto dos. La esfera empieza hoy martes día 12 de junio, apenas dos semanas después de que en otro punto del planeta, Tashi Delek Katmandú emitiera el primer programa en lengua tibetana de la capital nepalí. Curiosidades de la vida. Muchas vueltas han dado las ondas y más de 100 años de historia desde que se llevara a cabo la primera comunicación inalámbrica en el canal de la Mancha. Más de 30 desde que se empezaron a emitir al Universo señales dirigidas a seres extraterrestres…
Minuto uno. Los componentes de este programa, sin haber captado señales dudosas ni haber recibido avisos de La Guerra de los Mundos, aterrizarán en la esfera todos los martes por la noche para hablar de cosas que tienen que ver con la vida y sus formas de entretenimiento y arte. Conversaciones sin prisas, con el tiempo de dos pescadores de caña, sin las prisas de un vendedor de hielo.
Minuto cero. Último minuto para presentar una esfera. A partir de ahora, la esfera girará sola.




Prólogo de Una Esfera, por Ana Rinne

 
Design by Wordpress Theme | Bloggerized by Free Blogger Templates | coupon codes