
Parecía que Felipe se comía las uñas por los nervios diagnosticados, pero no era así. Empezó a mordérselas hasta convertir los dedos en una especie de carnicería. Ya no solo se comía las uñas, ahora las acompañaba con los pellejos de sus dedos. Pero la alarma saltó cuando experimentó lamer el papel higiénico después de limpiarse y catalogó su sabor como hígado amargo y un poco fuerte. Y ello desencadenó a servirse su propia caca en plato. Simplemente tenía hambre, no era cuestión de nervios. Era cuestión de supervivencia, de necesidades básicas. La caca salía cada día más deshidratada y pequeña, tras tanto reciclaje. Entonces, buscó en la calle con la complicidad de la noche, deposiciones de perros. Felipe provocaba a la suerte y temía ser descubierto por algún vecino. Podía perder toda la dignidad y el prestigio social que se había ganado en la comunidad, si alguien descubría no que comía caca, sino que ya no tenía ni que comer. Hay que decir que la caca de perro no era de su agrado, posiblemente por su tipo de alimentación, pero era lo que había y el camino que había tomado. Felipe cambió su estrategia, imaginamos que consecuencia de una realidad distorsionada, producida por casi un año de alimentación nefasta, soledad y distanciamiento del mundo. Felipe quería cambiar de menú, aunque el hambre lo había enajenado, era consciente que su alimentación tenía carencias, que necesitaba más proteínas y empezó a comerse los dedos. Los cortaba uno por día, primero los de la mano izquierda. Tras el corte los colocaba sobre un sartén, como un chef en la creación de un plato estimulante, salteándolos con ajo y sal. Cuando terminó con todos, excepto el índice y el pulgar de la mano derecha, que le permitían tener autonomía, comenzó a lonchearse el antebrazo y ese fue en camino hacia el abismo.
Un día le llegó una dosis de lucidez y se arrastró hasta la calle, a pedir ayuda. Tenía el aspecto de una pata de jamón ibérico apurado. No sabemos si será tarde para Felipe. Si así fuera, el zoológico de la ciudad, ha solicitado vía oficial lo que queda de su cuerpo, pues con el tema de la crisis y los recortes presupuestarios, los leones están pasando hambre.