sábado, 16 de mayo de 2009

Mi Dios


Mi dios observa mi mano
y calla.
Babea su derrota
entorna los ojos
y calla.

Mi dios desliza una cruz por mi espalda.
No pide plazos o fechas,
mi placer es nuestro
y nuestras noches largas.

Mi pudor,
desconfianza.
Mi sudor,
sangre derramada.

Mi dios desea el alma
que nunca le entrego,
mi dios desea el alma
más que yo su deseo.

Mi dios observa mi mano
y yo su cara.

4 comentarios:

Ana J. dijo...

¡Qué fuerza!
Impío, íntimo, toda una declaración de poder y confianza.
¿Quién, qué es tu dios?
No, no importa. Sólo el regusto a desafío.
Estupendo.

JRamallo dijo...

Gracias Ana J.
Lo cierto es que no me gusta explicar, comentar nada de lo que escribo; creo que una vez que sale, que se muestra, cada cual debe entenderlo y sentirlo como quiera, mis posibles explicaciones ya no importan. Pero sí te digo que en este poema existe una lucha de poder; de momento ganada por mí.
Un beso

marcos alonso dijo...

Si tu poema fuera una escultura, ésta sería sobria y con la fuerza y terribilitat miguelangesca.

Enhorabuena.

JRamallo dijo...

Gracias Marcos Alonso; muchas gracias.

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