Mi mayor error fue creer que lo que me ocurría se llamaba desdicha.
Yo también descubrí que mi capacidad de amar es ligeramente inferior.
Por eso tapaba mi rostro bajo símbolos de entrega falsos.
Y mi despertador, las taquicardias en las mañanas de todos los días en los que algo tendría oportunidad de inmediatez.
El error que me lleva ventaja sabiendo que no me decido a perseguirlo.
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