sábado, 7 de noviembre de 2009

Calor

El calor era infernal. Sudaba a mares. Tenía la garganta reseca. Apenas sí podía respirar. Desesperado, se despojó de  toda la ropa  y  corrió fuera de la casa, hacia el frondoso jardín, buscando con ansias el vivificante frescor del agua.
Ya se lanzaba de cabeza a la piscina cuando despertó.
No tuvo  siquiera tiempo de espantarse.
El pavoroso incendio desatado en el dormitorio por la colilla del último cigarrillo que había consumido, devoró su cuerpo con inusual presteza.


3 comentarios:

Anonymous dijo...

Buen texto Carlos. También, el lector se sorprende al final, desprevenido, mientras nada por las frescas formas del texto.

Saludos

Marcos Alonso

LEBASI dijo...

me encantó el microrelato

Ana J. dijo...

Me ha impresionado. Bien escrito, bien llevado.
Ya se sabe, lo bueno, si breve..

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