domingo, 8 de noviembre de 2009

Encuentros

El viento silbaba entre los árboles, se hacía oír desde la cabecera del barranco hasta llegar a nosotras y depositar las hojas secas que íbamos pisando durante el camino. Mientras ella no dejaba de hablar, de contar, y yo me preguntaba por qué las imágenes de sus historias se adelantaban a sus palabras, cuando eran pocos los minutos que habían pasado desde nuestro primer encuentro casual. Era una mujer desconocida para mi, habíamos coincidido a la vuelta de un paseo y, sin embargo, andábamos juntas sin noción del tiempo por aquel hermoso sendero al borde del cauce y que nos llevaba hasta el puente que unía la dos orillas. "Al querer controlarlo todo, me resultó difícil dejarme llevar", me decía. Hablaba gesticulando con sus manos como dos abanicos, a la par lucían también sus pendientes largos de gitana, y nos echábamos a reír. Unos eucaliptos enormes aferrados en la ribera húmeda batían sus ramas como sonajeros. "Lo que te pasa es un indicio, hazlo fluir y verás con otros ojos...", continuaba diciéndome. Luego nos despedimos. Yo crucé el puente y me volví para verla pero había desaparecido tras la curva del camino, y me asusté por seguir entendiéndome con ella sin la necesidad de más palabras.

Texto: Dácil Martín

3 comentarios:

Ana J. dijo...

¿Un encuentro sobrenatural?
¿Telepatía?
Me inclino por lo primero.
Hermoso texto. Te hace soñar

Marcos Alonso dijo...

Me encanta los textos como éste que te hacen pensar, reflexionar, buscar mil respuestas a tantas preguntas que nos hacemos para encontrarnos a nosostros mismos.

Abrazos

Anabel dijo...

¿Ella misma?

A veces hablar con nosotros mismos es muy importante.

En todo caso, ¿qué más da de quién se trate?

Saludos,

Anabel, la Cuentista

Publicar un comentario

 
Design by Wordpress Theme | Bloggerized by Free Blogger Templates | coupon codes