Ellas saben lo que quiere oír: Él cruza a zancadas la calle que lo lleva al Paraíso, allí no escatima los billetes que mete entre los senos de las más bellas; la guitarra de seda se abre, sus cuerdas laten. De vuelta a su casa está exhausto para las preguntas indiscretas: Los calcetines zurcidos visten sus pies cuando temprano, en la mañana, parte al trabajo; Ella lo mira con esa agria belleza de las almas derrotadas; Él cierra despacio la puerta: atrás queda la penumbra del pasillo; la espalda de ella sentada en la cocina y su silencio atroz… Las calles bulliciosas lo reciben, la secretaria corre la persiana de su despacho, los empresarios solicitan sus servicios. Y él, con una reverencia, gesticula el asentimiento a todos ellos rascando su calva para aliviar la mala conciencia. Sólo en su risa, que muestra con dientes de conejo, se asoma el yugo de los más oscuros deseos.
Texto: Dácil Martín
3 comentarios:
Ella. ¿Y quien es ella? ó ¿Quién es él? El autor, la autora
Ella no es la autora, dalo por seguro.
Silencio y deseos ocultos, siempre la mentira, sea cual sea el motivo, aunque se calle, aunque se oculte.
Me han dado ganas de zarandearlos. Al uno, por mentiroso, a la otra, por cobarde.
Muy bien, leer este texto te remueve por dentro.
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